sábado, 8 de agosto de 2009

EL RUBÍ

Rubí

el señor de las piedras

Cuenta una leyenda oriental que el rubí es una “gota de sangre del corazón de la tierra” que
une a los humanos en un todo universal.

Ficha técnica

Su nombre viene del latín -“rubeus” significa rojizo-.
Pertenece a la especie mineral del corindón. Es un óxido
de aluminio o alúmina, del cual un 1% y un 4% sustituido
por cromo, que es el responsable de su color rojo. Si
además contiene trazas de óxido, de hierro, se obtienen
ejemplares con tonos más pardos. Esta variedad va del
rojo naranja al rojo púrpura, pasando por colores
intermedios, siendo el más apreciado “el sangre de
pichón”, birmano.

Su dureza lo sitúa en el segundo lugar en la escala de
Mohs con un 9. Aunque en la roca presenta un aspecto
opaco y graso, tras el pulido, su brillo es casi como el del
diamante.
Es frágil, un golpe seco puede crear fracturas internas, y
éstas llegar hasta la superficie. Carece de exfoliación, su
fractura es concoide, pequeña, irregular, áspera y
astillosa.
Cristaliza en el sistema trigonal en forma de prismas con
seis caras, tablas o romboedros.
Teofrasto y Plinio decían que el rubí emitía luz roja al ser
iluminado por el Sol, y tenían razón. Es la fluorescencia
roja que presenta inducida por la luz blanca. No funde a
la llama y los ácidos no lo atacan.
El tipo de talla está en función de la claridad del material
(las inclusiones no rebajan calidad, sino que le otorgan
legitimidad frente a los sintéticos). A las gemas más
transparentes se les saca mayor partido con una talla
esmeralda o mixta (ejemplares grandes y transparentes
son más difíciles de encontrar que si fueran diamantes).
Para materiales más opacos, con asterismo o efecto ojo
de gato, es más aconsejable el cabujón.
El rubí nace acompañado de espinelas, berilos, circón,
turmalina, granates,micas y sulfuros que muchas veces
se convierten en inclusiones.

Yacimientos

Birmania:
Mogok: Se encuentran los míticos “sangre de pichón”.
Agujas de rutilo doradas, formando sedas, velos o plumas
con líquido o gas. Torbellinos de color.
Mong Hsu: Núcleo violeta y corteza roja. Marcada
tonalidad de color. Planos de crecimiento con inclusiones
blancas (moscovita), muchos velos y fluorita.
Sri Lanka: Tonos más claros con tendencia al violeta y
rosa. Laminillas de mica y hematites; prismas de apatito,
agujas de rutilo de color pardo oscuro. Inclusiones
líquidas y en dos fases con forma alargada. Bandas de
color superpuestas en escalones.
Tailandia: Los tonos son más oscuros porque contienen
hierro. Inclusiones blanquecinas que recuerdan las vetas
del mármol. Bandas de color entrelazadas. Cristales
pardo oscuros hexagonales de apatito; inclusiones
líquidas en forma de “tela de araña”. Maclas
polisintéticas. Inclusiones negras de Torita.
Chantaburi: Predominan rubíes estrella con cristales de
almandino rodeados de grietas de tensión.
Vietnam: Plaquitas naranja de Norstandia Al OH3.

África:
Madagascar: Maclas polisintéticas, cristales de zircón
que destacan por su relieve aparente.
Tanzania: Por lo general, los colores son más claros con la
excepción de Morogor en donde se encuentran
ejemplares espectaculares porque contienen gran
cantidad de Cromo. Como inclusiones, cristales negativos
y sedas.

Rubíes célebres

El más conocido se encontró en Birmania,
pesaba 400 quilates y se dividió en tres
partes. Es el Edward 167 quilates, que se
encuentra en el museo de Historia Natural
de Londres. Otros conocidos son: El Estrella
de Reeves de 138,7 quilates en el Smithsonian
de Washington; el Estrella-Long 100 quilates
en el museo de Historia Natural de Nueva
York; y el rubí de la Paz de 43 quilates,
llamado así porque se encontró en 1919 al
finalizar la primera guerra mundial. Existe
una escultura en rubí de 2890 quilates en
Estados Unidos que se llama ECCE HOMO.

Historia

En la época romana era común pensar que se trataba de
una gema rejuvenecedora. Las mujeres la utilizaban
como joya y bebían vino energetizado con ella para
conservar la piel tersa. Se consagró al dios Apolo.
En China fue considerada como la mejor ofrenda para
Buda, y en India para Krisna. Cuentan que la morada del
dios Sol estaba construida por rubíes y pavimentada de
esmeraldas; y que la pared occidental de la montaña
sagrada MEROU era de esta gema.
Los hindúes piensan que no puede ser tocada o tallada
por alguien que no posea un desarrollo espiritual
elevado; de ser así, perderá todo su poder y hasta puede
llegar a romperse.
Existe la creencia de que se oscurece cuando la
negatividad, el peligro o la enfermedad rondan a su
dueño. El Islam cuenta la leyenda de que la piedra
sagrada de la Meca era un hermoso rubí muy brillante,
que se volvió negro por la voluntad de Alá, debido a los
pecados de los hombres.
El Cristianismo erigió a esta gema como símbolo de
caridad, de la victoria del espíritu, del hombre perfecto, y
designa con ella a Jesús, Santiago el Mayor y San Pedro.
Los anillos de los obispos la llevan como signo de
desposorio de estos con su diócesis.
En la Edad Media, el elixir de rubí se utilizaba para
estimular el apetito y aumentar las defensas. Disuelto en
una bebida caliente, detenía hemorragias internas,
reforzaba el corazón, cerebro y clarificaba la sangre en
caso de envenenamiento.
Pulverizado sobre la piel, mejoraba pústulas y eccemas,
actuando como un exfoliante y hemostático natural.

Tradición y magia

Se la llamó piedra de la confianza, portadora de buena
suerte, salud, amor y éxito en la política. Durante
décadas fue gema de caballeros, guerreros, emperadores
y dioses mitológicos. En el S. XIII existía la convicción de
que aumentaba las riquezas de su dueño, y que eran más
efectivos si antes de usarlos se les gravaba la imagen de
un dragón o una víbora. Ofrece protección frente a
enemigos, espíritus malignos y magia negra. Es
caprichoso, egocéntrico y no ejerce poder alguno, cuando
quien lo lleva es inconstante o está desesperado. Según
Bernard de Mandeville (filósofo inglés, 1670-1733), el rubí
era considerado como símbolo de victoria y podía
adquirir propiedades maléficas si se usaba en la mano
derecha.

Gemoterapia

Posee una enorme energía y un amplísimo campo de
acción. Afín a todos los chakras, su mejor entrada en
el cuerpo es por el vórtice sacro, plexo solar, palmas
de las manos; y en el caso de que tenga asterismo, el
chakra de la corona.
Es muy complicado trabajar con ella, se debe ser muy
constante y paciente, acercarse poco a poco, con
mucho respeto y dejarse conducir, ya que ella es la
que manda. Su energía y nuestra respiración han de
vibrar en la misma frecuencia; es entonces cuando se
siente bien y trabaja a pleno rendimiento.
Algo caprichosa, le gusta que la lleven en continuo
contacto con la piel; prefiere estar sola, pero si no
queda otro remedio, lo mejor es rodearla de
diamantes que amplifican su energía sin interferir.
No es aconsejable montarla junto a zafiro azul en la
misma pieza, sus energías se neutralizan. Pero si
utilizamos rubí en periodos largos, entonces es
recomendable el uso de zafiro azul en la parte
opuesta del cuerpo (mano derecha, mano izquierda),
con la mayoría de gemas potentes es bueno
mantener esta precaución. Éste actúa como una
toma de tierra, el organismo queda protegido ante
una sobrecarga indeseable en un momento
inoportuno.

El fuego del Rubí calienta el corazón, eleva el nivel de
oxígeno en sangre; así se explica que mejore la
circulación a nivel de capilares y con ella la memoria,
la capacidad de concentración y la regeneración de
los tejidos. Por eso desde la época romana, se la ha
considerado como una de las gemas
antienvejecimiento por excelencia. Tonifica el cuerpo
en general, en periodos cortos y aislados de
depresión leve o estacional, nos levantará el ánimo y
hará aflorar nuestra propia seguridad aletargada.
Es fuerte, independiente, innovadora y con una
sinceridad casi cruel. No es una gema para meditar,
pero la podemos utilizar para ver dentro de nosotros.
Ayuda a disipar temores, a desbloquear las tensiones
que no permiten fluir los sentimientos por miedo al
ridículo. Ayuda a aceptarnos tal cual somos, y nos
recuerda que en la vida no siempre es bueno tenerlo
todo bajo control. Su energía es fuerte y apacible,
comparable más a la astucia, que a la ira. Si nuestro
temperamento es colérico, nos dejamos arrastrar por
la ambición con facilidad. Es mejor ni acercarnos,
pues ella amplifica todas esas emociones y podemos
llegar a la autodestrucción. De todos modos, sería
bueno tener presente un Rubí siempre en el ánimo,
para no dejarnos desbordar por los conflictos de la
vida.
Cuentan que tanto mujeres como hombres de
carácter fuerte y elevado destino nacen con un Rubí
interior, ¿será verdad?

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EL AGUAMARINA




Según el escritor romano Plinio, las mejores aguamarinas son las que
presentan el color puro y limpio del agua del mar e incluso llegan a ser
invisibles. Es por eso quizás que, entorno a esta creencia, se formó una curiosa
leyenda: se llegó a pensar que estas gemas procedían de un gran tesoro
perteneciente a las sirenas, otorgándoles un papel femenino y protector de
marinos y viajeros.

Ficha técnica

Hermana de la esmeralda, el aguamarina pertenece a la
familia del Berilo. Tiene unas constantes similares,
aunque algo más bajas. Sin embargo, el espectro y el
color lo deben al óxido de hierro.
Como inclusiones podemos encontrar: bifásicas, cristales
de calcita, turmalina, apatito, granate y agujas de rutilo,
además de algún velo y huella dactilar, y las famosas
“gotas de lluvia”, que no son más que cavidades
negativas con líquido o gas que dan a la gema un
aspecto algodonoso.
Industrialmente, la parte más opaca del aguamarina se
utiliza para obtener berilio, metal más ligero que el
aluminio, difícil de fundir, resistente a los ácidos e
inalterable en el aire.
Tratamientos
En la Edad Media, las más apreciadas eran las de un tono
azul verdoso. Pero como todo, también esta gema se
halla sometida a los dictados de la moda, y desde hace
varias décadas las más valoradas, que no las mejores, son
las de un tono azul cielo profundo, procedentes en su
mayoría de Brasil.

Para obtener un color azul más uniforme en los lotes, se
someten a un tratamiento térmico, entre 200 C, 300 C,
450 C -o incluso más, dependiendo del yacimiento-,
dentro de bolas de barro o carbón, para difundir mejor la
temperatura. Esto no reviste ningún problema, evitando
el choque térmico. El resultado es inalterable y duradero.
Imitaciones
La imitación más lograda es la espinela sintética con
cobalto, fácilmente reconocible si la miramos a través de
un filtro de Chelsea. De esta forma la veremos de un
color rojizo, cuando el aguamarina natural se ve azul
verdosa.



HISTORIA

En la Biblia encontramos alusiones a
ellas, en los pectorales de los sumos
sacerdotes. Los judíos, en el siglo V a.C.,
la utilizaban en joyería, cortada de
forma rudimentaria; la talla no se
descubriría hasta siglos después. El Papa
Gregorio el Grande la relacionó con los
arcángeles. Es la octava piedra de la
Jerusalén Celeste, la que representa la
tribu de Aser. Se la asocia, además, con
santo Tomás, unido al mar y al aire. En la
pintura flamenca de Van Eyck, es la
gema de la Virgen María antes de dar a
luz. Simboliza lo celeste, la inocencia y la
pureza del espíritu.


Tradición y magia

Manuscritos levantinos del siglo XIII la relacionan con la
undécima hora del día.
En ese mismo siglo, se utilizaba como método de
adivinación. Suspendiendo un anillo con esta gema, a
modo de péndulo, sobre un cuenco blanco con agua, en
cuyo borde estaban grabadas todas las letras del
alfabeto. Se le hacían preguntas y el Aguamarina
respondía.
El teólogo y filósofo catalán, Ramon Llull, dijo de ella que
ayuda a mejorar y desarrollar la inteligencia.
Tiene fama de que quien la lleva asiduamente será
siempre joven y feliz. Posee un aura especial, la de los
vencedores, que se abren camino en el mundo con su
propio esfuerzo. Da confianza y paz a quien la lleva.
Durante muchos años, el aguamarina fue un regalo
mágico que los novios ofrecían a las novias en el día de
su boda, para afianzar su amor y con la intención de que
su relación fuese perdurable. Hoy en día únicamente
conservamos la tradición de que la novia debe llevar
“algo azul”, en recuerdo de esa costumbre.

Gemoterapia

Actúa sobre los chakras cuarto, quinto y sexto. Su
influencia es útil, dulce, pero penetrante como el láser; el
inconveniente es que se debe utilizar como máximo diez
minutos, ya que se agota con gran rapidez. Necesita ser
limpiada y recargada después de cada uso, pero en su
favor hay que decir que se repone con gran facilidad.
Actúa sobre el sistema nervioso periférico y sobre las
cargas emocionales y sus manifestaciones somáticas. Un
ejemplo es la contractura de la musculatura cervical; en
este caso alivia mucho un masaje suave con dos cantos
rodados de aguamarina de arriba abajo, y desde el centro
hacia fuera; tapando luego la zona afectada para
conservar el calor y evitar corrientes de aire.
Estabiliza nuestra emotividad, equilibrando actividades
físicas y mentales. Piedra purificadora por excelencia, se
utiliza para desbloquear la garganta de todos los
pensamientos acumulados en ella y no verbalizados, que
impiden el libre flujo de la energía al resto del cuerpo.
Actúa también sobre estómago e hígado, órganos
sensibles al estrés y a los disgustos, al regular nuestra
emotividad. Es eficaz contra ansiedades y depresiones
leves, causadas por un deficiente funcionamiento de la
glándula tiroides. Induce una sensación benéfica de
tranquilidad, e indirectamente, al normalizar nuestras
emociones, no se debilita nuestro sistema inmunológico
y no somos tan vulnerables a pequeñas infecciones
como catarros, entre otras.
En la Edad Media se utilizó para prevenir y paliar las
molestias de la cavidad bucal -dientes, encías y
mandíbula-. Se usaban collares de esta gema contra los
dolores de muelas.

Su energía es receptiva; su planeta, la Luna y Venus,
aportan vivacidad a las tonalidades verde. El elemento es
el agua y es metal asociado en joyería a la plata, el oro
blanco y el platino. Aunque para sacar mejor partido de
sus propiedades terapéuticas es más recomendable su
combinación con materiales naturales, como el algodón
y la seda o junto al cuero en un colgante, ya que las
aleaciones metálicas pueden interferir con su energía si
la gema no se halla en contacto directo con la piel.
Por último, el aguamarina odia los espacios oscuros y
cerrados, languidece de pena como una planta si no le da
algo de luz. Si la mima, ella cuidará de usted.

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LA MALAQUITA



Quizás hoy preocupe más el valor económico y la belleza.
Haciendo memoria rescatemos ese espíritu que en un
tiempo las hizo especiales para el hombre. De color verde
brillante, gracias a su contenido en cobre, es un hidroxicarbonato
muy abundante; usualmente como material
masivo (externamente no toma forma de cristal, perteneciendo
al sistema monoclínico) en formas botroidales; en
raras ocasiones se encuentran cristales bien definidos, en
forma acicular y agrupados de forma radial. Su dureza es
de 4 en la escala de Mohs, la densidad oscila en torno a
3,80-4, y los índices de refracción entre 1,66 y 1,91.
Su nombre deriva de dos palabras griegas maláchee
–malva-, como la planta medicinal, y malakos –blando-. La
malaquita nace junto a otros minerales de cobre dando
variedad de tonos verdes y azules a bandas, y obteniendo
como resultado materiales como: azurmalaquita, crisocola
y en Israel “la piedra de Eilat”. Es una de las gemas más
antiguas que se conocen, llegando a ser confundida con
algún tipo de esmeralda. Hoy día sabemos que se trata de
una variante de actinolita (silicato Ca, Fe, Mg). Es clásico el
yacimiento de los Urales, Arizona, y lo que se conoce como
Coopperbelt o cinturón de Cobre Africano.

Usos
De todos los carbonatos es el más utilizado en decoración:
las columnas del templo de Diana en Efeso o las incrustaciones
del altar de San Pablo en Roma están hechos con
malaquita. También las columnas del templo de Isaac en
Leningrado (Rusia) o la bella “Sala de las malaquitas” de
los zares en el Palacio de Invierno.
Se han confeccionado joyeros, pitilleras, jarrones, cuentas
para collares, cabujones y amuletos; la tradición italiana
habla de ella como protectora de niños y parturientas.
Tradición a través de la historia
Egipcios, griegos y romanos la utilizaron pulverizada y
mezclada con grasa animal, en principio como protección
solar. Un uso mágico era el que se reservaban los faraones.
Todos los ornamentos referidos a la cabeza y pecho, como
cascos, tocados y pectorales, eran recubiertos en su interior
con malaquita. La creencia era que este mineral canalizaba
la energía del cosmos, y así se le otorgaba sabiduría
y buen corazón para gobernar. En la Edad Media se
comenzó a utilizar como tinte “verde montano” y como
pigmento en cuadros y frescos.
MAGIA Y MEDICINA




La malaquita era considerada como remedio para los problemas
intestinales, como antídoto para venenos mezclada
con alcohol y como anestésico disuelta en vinagre. En
la India se utilizaba para combatir el cólera; en Rusia y
Oriente como hemostático, cicatrizante, y antinflamatorio
en procesos reumáticos y de índole traumática, como torceduras,
y todo lo que tuviera que ver con articulaciones y
tendones.
Lejos de perderse su aura mágica, ésta continuó a través
de los siglos. Era como un puente de unión entre la Tierra
y el cielo, haciendo que el ser humano tomara conciencia
de su parte animal-racional y la mantuviera en equilibrio.
Existía la creencia de que si alguien bebía agua de una
copa de malaquita, se le agudizaban los sentidos de la
vista y el oído, estableciendo una comunicación muy
especial con la naturaleza, hasta el punto de llegar a comprender
el lenguaje de los animales.

MEDICINA HINDÚ AYER Y HOY

Sus vibraciones positivas favorecen el flujo continuado de
energía a través de todo el cuerpo, enlazando y suprimiendo
bloqueos de un chackra de respiración abdominal de
cuando éramos niños, aportando paz, equilibrio, eliminando
tensiones que terminarían por producirnos trastornos
digestivos a nivel físico y cambios de humor como consecuencia
de esa molestia constante.
En las palmas de las manos, cualquiera que no esté familiarizado
con estas prácticas podrá notar al cerrar la mano
y apretar cómo un canto redondo le devuelve su propio
latido cardíaco amplificado. Nos sentimos más conectados
con la naturaleza, formando parte de ella, como un
eslabón es a una cadena.
No está considerada como una de las gemas más apropiadas
en meditación, pero aplicada sobre el tercer ojo hace
las veces de espejo del subconsciente, mostrando al consciente
aquellos aspectos que debería cambiar, o esos lastres
emocionales que todos cargamos a lo largo de la vida
y nos frenan a la hora de evolucionar.
Favorece el buen funcionamiento de la polaridad de nuestro
organismo sometido a tantos cambios atmosféricos,
electrostáticos y magnéticos. Por su elevado contenido en
cobre, prácticamente un 72%, su elevado peso molecular,
su estructura y su abundancia terrestre, ejerce un buen
papel como aislante frente a las radiaciones junto con el
plomo.

RELACIÓN CON EL COSMOS

Está asociada al elemento tierra y al planeta Venus.
Protegida por Plutón -fuerza que preside las grandes
mutaciones de las eras geológicas, de las especies y los
avances tecnológicos- y por Urano -fuerza cósmica que
provoca cambios y trastornos súbitos-. Es símbolo de proliferación
creadora. Es aconsejable el uso de malaquita en
periodos estacionales de grandes cambios como la primavera
y algo menos en el otoño. Cuando nuestra estabilidad
emocional se vea afectada tanto por sucesos negativos
como positivos, su energía nos aportará una sensación
de bienestar, equilibrio y regreso a la realidad, pero
sin traumas. Gran compañera de viaje, nos ayudará si
tenemos que comenzar nuevos proyectos, negocios y
mudanzas.

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EL EXTRAÑO EMBRUJO DEL CORAL


El coral es un material orgánico de interés gemológico,
con una larga trayectoria mágica y medicinal; es
conocido por el hombre desde el Neolítico (10.000 a.C)
como protector de difuntos. Apreciado por griegos y
romanos, estos lo asociaban con la sangre como fuente
de vida.
Su naturaleza blanda en el agua, que se endurecía
al contacto con el aire, y su formación, fueron un
misterio durante siglos. >

El animal productor es un pólipo blanco de 2
milímetros; con ocho tentáculos en la parte superior
alrededor de la boca, y un disco en la parte inferior, que
le sirve de pie para agarrarse y a la vez segregar
“carbonato cálcico”. Encargado de la fabricación del eje
central, se encuentra recubierto por una corteza o
cenosardo. Estos animales viven en colonias de miles de
individuos, como una ciudad dispuesta en vertical y con
forma arborescente. Su reproducción se desarrolla en dos
fases: la ovogénesis, responsable del eje central de la
nueva colección, y la gemación, donde irán apareciendo
pólipos secundarios que aumentarán el tamaño y su
forma arbórea. Cuando el celentéreo muere, el cenosardo
se vuelve amarillo y desaparece.
La velocidad de crecimiento es variable de 20 mm
hasta 7 cm por año. Las condiciones para que esto se
produzca requieren aguas tranquilas con una
temperatura entre 13º C y 16º C, y una profundidad entre
10 y 300 metros, pudiendo llegar hasta los 700 metros.
Existen unas 20 especies, pero en joyería la más
utilizada es Corallium Rubrum, coral rojo del
Mediterráneo y 7 más del Pacífico.

Su composición es de microcristales de calcita, con
un 1 a un 34% de materia orgánica conquiolina, más un
4% de carbonato de magnesio y hierro; cuanta más
materia orgánica, más descienden sus ctes, y se oscurece
el color. Los más frágiles son el azul o acori, de la costa
occidental de África, y un rojo cobrizo procedente de la
isla de Samoa.
La especie mediterránea tiene una dureza de 3,5 y
su peso específico puede llegar hasta 2,70; con una
fractura irregular y astillosa, los colores van del
blanco, rosa claro,“piel de ángel” (muy valorado, unas
20 veces el valor del oro), rosa intenso
y varios tonos de rojo. Es sensible al
calor, a los ácidos y a determinados
sudores; con el uso se puede
deteriorar el color, aunque es
posible teñirlo o blanquearlo. La
industria más famosa se encuentra
en la Torre del Greco en Italia, aunque
en el siglo XVIII se exportaron
grandes cantidades a la India,
convirtiendo a Calcuta en el centro de
distribución de la India y poblaciones del
Himalaya.

HISTORIA

El coral figura entre las cinco piedras sagradas de
los tibetanos; representa el fuego, el calor y la luz; lo
ponen junto a Turquesas en sus joyas, porque el azul y el
verde simbolizan el aire y la tierra, y así unen las energías
naturales en una sola pieza.
Para los indios norteamericanos simboliza “la
fuerza vital”, lo que para los chinos es el “chi” o “ki”.
En Yemen, los momentos cruciales de la vida están
marcados por el coral; al recién nacido se le coloca una
pulsera para evitar que se ahogue con la leche materna;
está presente en la ceremonia de circuncisión y como
dote de una novia, por estar ambos unidos a la
procreación.
En la cultura gitana tiene un papel importante.
Protege a las mujeres de los espíritus malignos que les
susurran palabras al oído para volverlas locas; de ahí los
pendientes construidos con este material. El resto de
joyas de coral les asegura una vida larga y fértil.

GEMOTERAPIA


El médico árabe Avicena (980-1037) escribe de él:“Mejora
algunas molestias de la vista, regula las arritmias
cardíacas y eleva el estado anímico”. En Japón existe la
tradición de hacer elixir de coral rojo con agua de rosas
para limpiar y hacer más fluida la sangre.
Su principal y más importante entrada energética
en el cuerpo humano se produce en el vórtice sacro; se
dice de él que su vibración es tan fuerte a este nivel que
ayuda en problemas posturales de la columna vertebral.
También se utiliza para regular el ciclo menstrual
femenino; se usa junto a piedra luna. Al igual que en los
grupos de mujeres que tienen bastante contacto (por
ejemplo, trabajan juntas), el coral tiende a sincronizar sus
ciclos. Si se siguen las indicaciones del terapeuta, en
unos seis meses se nota el cambio.
También se ha utilizado como tónico cardíaco, en
problemas circulatorios y seniles asociados, mejorando la
memoria y la concentración. Hace siglos que se utiliza en
procesos psicóticos en donde se escuchen voces.
Trabaja bien junto a perlas, turquesas, ámbar y
malaquita, aliviando las angustias del alma, y aceptando
nuestras debilidades como parte de nosotros, sin
sentimientos de culpa y como principio del cambio.
La energía del coral es receptiva y sus planetas son
Venus y Marte. Sus elementos asociados el agua y
akasha, sus deidades son Tsis, Venus y La Gran Madre.
El coral considerado como colonia es inmortal, por
eso quien lo lleve se sentirá protegido por el espíritu de
sus antepasados.

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GEMOTERAPIA


La esmeralda es un campo energético vivo que representa la inteligencia universal; su mejor
entrada en el cuerpo humano es por los vórtices cardíaco y solar, por las manos y los ojos.
Equilibra cuerpo y mente, por eso se dice de ella que previene las enfermedades (tanto para
hindúes, como chinos, la enfermedad no es más que un desequilibrio energético), y como
consecuencia alarga la vida. Estimula la glándula pituitaria, potenciando el crecimiento y la
regeneración celular. Posee una acción desintoxicante sobre los riñones, la vesícula biliar (al
eliminar más sustancias de deshecho, nuestro cuerpo se siente mejor), y el músculo cardíaco
(la acción sobre él es más psicosomática que terapéutica); mejoramos porque nos ayuda a
superar el temor a nuestras limitaciones; nos ayuda en épocas de cambio a dar el primer
paso. Esta gema, además, tiene fama de agudizar el ingenio, reforzar la memoria y despertar
el amor hacia los estudios. Incrementa las riquezas fruto del trabajo y del buen corazón de
quien la lleva y sigue con constancia su camino; estas personas la portan por su enorme
energía, que los une a la naturaleza y al cosmos, no como una pieza valiosa de joyería. De
todas maneras, hay que tener cuidado con ella si se la quiere utilizar simplemente por
motivos ambiciosos, porque acostumbra a enfadarse y se venga rompiéndose, como si
quisiera decir:“No has entendido nada y como no soy capaz de hacerte ver el bien, me
destruyo para que no me utilices mal”. Existe la creencia de que las esmeraldas eligen a las
personas y éstas jamás las poseen, ellas tienen poder propio.

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MITOLOGÍA E HISTORIA DE LA ESMERALDA


El comercio de la esmeralda se remonta al año
4.000 a.C., en un mercado consagrado a la diosa
Venus en Babilonia. Se tomó como símbolo de
“inmortalidad y fe” y se decía que era
beneficiosa para la vista. Las primeras minas
fueron las de Cleopatra, a 15 millas al Norte de
Assuam en Egipto, más tarde explotadas por los
romanos y luego por los árabes hasta el siglo VIII
d.C.; las gemas eran algo pálidas y turbias, pero
se encontraron en grandes cantidades. Plinio fue
el primero en reconocer que pertenecía a la
familia del Berilo (hasta el siglo XIX no se le dio
la razón). Aconsejaba fijar la mirada en ella, para
descansar la vista y relajar el nervio óptico; con
el mismo fin se utiliza hoy en día en Irak.
La diosa Isis fue representada en todo su
esplendor con una serpiente de esmeraldas
alrededor de su cabeza. En algunas culturas, es la
piedra de la “victoria espiritual”; simboliza el
poder mágico del mago, el núcleo de la sabiduría
divina, la piedra del filósofo y de los dioses. Es la
flor de Venus y Hathoor.
Desde el principio de la humanidad,
sanadores y chamanes la han utilizado con el
propósito de rejuvenecer y regenerar.
Controvertida, se dice que en ella se encierra el
Bien y el Mal.
Nerón miraba los combates de gladiadores
en el circo romano, a través de finas láminas de
Esmeralda. De esta forma, el reflejo del sol sobre
la arena no le molestaba en los ojos; sin
proponérselo había inventado las primeras gafas
de sol de la historia; de aquí la tradición de que
alivia la vista cansada.
En los harenes de los príncipes de la India
se construyeron baños enteramente revestidos
con estas gemas; eran utilizadas en mixturas y
bálsamos, guardándose en frascos del mismo
material para conservar así mejor sus
propiedades; se la consideraba símbolo del poder
espiritual y sabiduría.

Antiguos manuscritos afirman que el Santo Grial
era verde, porque se trataba de una gema que se había
caído de la frente de Lucifer, nombre que se le daba al
planeta Venus, cuando se ocultaba el Sol.
En la Edad Media ya se conocía su poder sobre el
sistema nervioso, pero era empleada para tratar a las
personas “poseídas”, para extraer la entidad maléfica
que se encontraba dentro de ellas. En realidad, muchas
de ellas eran asmáticas o epilépticas. También se la
tallaba en forma de cáliz y los señores feudales y los
reyes que bebían en ellos aseguraban recibir poderes
mágicos.
En la cristiandad es considerada como símbolo de
pureza, fe e inmortalidad. Es la cuarta piedra del pectoral
del sumo sacerdote y la gema de los apóstoles Juan el
Bautista y Santiago. Según un texto cristiano del siglo IV
esta gema era capaz de predecir acontecimientos
futuros.

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LOS MISTERIOS DE LA ESMERALDA



Su nombre viene del persa y significa “corazón de piedra”; llegó a
nosotros a través del latín: smaragdus. Asociada con el Este y la
primavera, goza de antiquísima tradición mágica y religiosa. Llegó a ser
deificada en Perú como “dios de la luz de Pochamac”, o como “diosa de
Thalsschituil”, una enorme esmeralda escondida en la selva a la que se le
llegaron a ofrecer sacrificios humanos, según cuenta la leyenda

Antiguos manuscritos afirman que el Santo Grial
era verde, porque se trataba de una gema que se había
caído de la frente de Lucifer, nombre que se le daba al
planeta Venus, cuando se ocultaba el Sol.
En la Edad Media ya se conocía su poder sobre el
sistema nervioso, pero era empleada para tratar a las
personas “poseídas”, para extraer la entidad maléfica
que se encontraba dentro de ellas. En realidad, muchas
de ellas eran asmáticas o epilépticas. También se la
tallaba en forma de cáliz y los señores feudales y los
reyes que bebían en ellos aseguraban recibir poderes
mágicos.
En la cristiandad es considerada como símbolo de
pureza, fe e inmortalidad. Es la cuarta piedra del pectoral
del sumo sacerdote y la gema de los apóstoles Juan el
Bautista y Santiago. Según un texto cristiano del siglo IV
esta gema era capaz de predecir acontecimientos
futuros.
La esmeralda es un campo energético vivo que representa la inteligencia universal; su mejor
entrada en el cuerpo humano es por los vórtices cardíaco y solar, por las manos y los ojos.
Equilibra cuerpo y mente, por eso se dice de ella que previene las enfermedades (tanto para
hindúes, como chinos, la enfermedad no es más que un desequilibrio energético), y como
consecuencia alarga la vida. Estimula la glándula pituitaria, potenciando el crecimiento y la
regeneración celular. Posee una acción desintoxicante sobre los riñones, la vesícula biliar (al
eliminar más sustancias de deshecho, nuestro cuerpo se siente mejor), y el músculo cardíaco
(la acción sobre él es más psicosomática que terapéutica); mejoramos porque nos ayuda a
superar el temor a nuestras limitaciones; nos ayuda en épocas de cambio a dar el primer
paso. Esta gema, además, tiene fama de agudizar el ingenio, reforzar la memoria y despertar
el amor hacia los estudios. Incrementa las riquezas fruto del trabajo y del buen corazón de
quien la lleva y sigue con constancia su camino; estas personas la portan por su enorme
energía, que los une a la naturaleza y al cosmos, no como una pieza valiosa de joyería. De
todas maneras, hay que tener cuidado con ella si se la quiere utilizar simplemente por
motivos ambiciosos, porque acostumbra a enfadarse y se venga rompiéndose, como si
quisiera decir: “No has entendido nada y como no soy capaz de hacerte ver el bien, me
destruyo para que no me utilices mal”. Existe la creencia de que las esmeraldas eligen a las
personas y éstas jamás las poseen, ellas tienen poder propio.

LA ESMERALDA

La realidad es que en 1536, un español, el entonces
gobernador de Quito Sebastián de Benalcázar, colonizó
una ciudad inca a gran altura sobre los Andes, Popayán.
En 1590, llegó la peste (la viruela) y la muerte se extendió
por la comarca de forma devastadora. El obispo de la
ciudad oró a la Madre Dolorosa y las gentes de la
pequeña ciudad salvaron la vida. Como muestra de
gratitud, en 1593 decidieron fabricar una gran corona con
100 libras de oro y 1.500 quilates de esmeraldas que se
colocó seis años después sobre la cabeza de la Virgen, en
la catedral. Un tesoro de estas características no podía
guardarse en secreto; piratas y bucaneros soñaban con
él. Como consecuencia, se formó una guardia de
hombres jóvenes, la Hermandad de la Inmaculada
Concepción, cuya misión era esconder y enterrar la
corona en la selva, cuando se oía el rumor de posibles
ladrones en la zona; y así comenzó lo que por muchos
años se consideró una leyenda impregnada de misterio y
sangre, y hoy día es una de las colecciones de esmeraldas
más grandes del mundo:“La corona de los Andes”, en la
actualidad en Estados Unidos. Otras esmeraldas dignas
de mención son la de la cúpula del ábside del Duomo de
Génova; la de la corona de Hierro de Moza; una con un
peso de 1.350 quilates, propiedad del duque de
Devonshire; la del Zar de Rusia, que mide 12 centímetros
por 15; y la de la corona de Austria.
Hermana del aguamarina, pertenece a la misma
especie mineral. Es un tipo de silicato combinado de
Aluminio y Berilio, el cual puede ser sustituido por óxidos
férricos o crómicos; cristaliza en prismas hexagonales
que van formándose por el apilamiento de anillos que
construyen unos canales a lo largo de la estructura, en
donde quedan atrapados iones durante su crecimiento.
La exfoliación es paralela al plano basal; su dureza es
entre 7,5 y 8. Su color va desde el verde esmeralda, verde
claro, verde amarillento, al verde oscuro, como las de
Rajputana, en la India. Las sustancias que le dan color
son el Cromo (procedente del centro de la tierra) y algo
de Vanadio que, junto a trazas de Hierro, puede alterar el
tono. La esmeralda es muy resistente a la luz y al calor,
no se modifica hasta los 700 u 800 grados centígrados.
Es relativamente frágil, pues en su proceso de
nacimiento, harto complicado por tener que unir
elementos del centro y de la corteza terrestre y
someterlos a elevadas presiones, se producen grietas que
el propio cristal sutura. Tiene muchos tipos de
inclusiones que, lejos de ser defectos, son marca de
autenticidad y de denominación de origen.

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 Como, por
ejemplo:

Colombia:
ClNa, gas y líquido. Las trifásicas a modo de dientes de
sierra.
Muzo:
calcita y parista.
Rusia:
actinolita en forma de caña de bambú.
India:
bifásicas rectangulares a modo de coma.
Oslo:
muchas
La esmeralda es sensible a los golpes, por
eso se creó una talla con su nombre, para evitar
tensiones en el proceso de engastado; también
se recomienda el empleo de oro fino (más
blando que el de 18 quilates) para confeccionar
una montura cerrada. Es resistente a sustancias
químicas, excepto al ácido fluorhídrico. Los
principales yacimientos se encuentran en Brasil,
Colombia, India, Siberia, Sudáfrica, Zambia y
Zimbabwe.

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