sábado, 18 de diciembre de 2010

LA CORNALINA



La Cornalina

Isis, considerada la “gran maga”, tenía un poder muy superior al de los demás dioses. El Tjet era y es un
amuleto muy apreciado, representaba una parte de la diosa; quien lo llevaba estaba protegido
por la sangre de ésta. Habitualmente se tallaba en cornalin


Ficha técnica
Su nombre deriva del latín -“caro, carnis”- y hace alusión
al color de la carne. Es una de las variedades más conocidas
de Calcedonia (variedad fibrosa microcristalina del
cuarzo). En la antigüedad procedía de Arabia, Persia e
India; posteriormente se encontraron depósitos enormes
en Idar-Oberstein (RFA). En la actualidad el productor más
importante es Brasil; en menos cantidad Islandia, Rusia,
China y Japón.
El color es variable y no siempre uniforme; mirada con luz
transmitida presenta en ocasiones una distribución en
forma de nube. Es frecuente apreciar una tendencia al
amarillo pardo, llegando así al tono del Sardo. La sustancia
cromófora de la cornalina es el óxido de hierro tipo
“hematites”; en el Sardo la sustancia es el hidróxido de
hierro “limonita”. Un calentamiento suave intensifica el
color porque hace desaparecer el tono amarillo.
Otro método para mejorar el color es aprovechar su
estructura porosa, sumergirla en una disolución de sulfato
de hierro y darle calor. Las que se obtienen en India presentan
un fenómeno curioso: cuando salen de la mina no
tienen un color intenso, pero éste aparece espontáneamente
tras una larga exposición a la luz solar.
Sus constantes en general son algo inferiores a las del
cuarzo monocristal. Su comportamiento bajo luz ultravioleta
de onda corta es similar, presenta un color blanco
azulado, con una excepción, la de Wyoming (Estados
Unidos). Su resplandor es verde amarillento brillante,
pues contiene trazas de Uranio.



Historia
Para los egipcios, la cornalina era un gran protector de
vivos y muertos. Se utilizaba un anillo con esta gema en la
mano izquierda para calmar la ira, los celos, la envidia y el
odio. Se colocaba en las tumbas para facilitar el tránsito
del difunto a la vida eterna.
Hacia el 1500 a.C., babilonios, celtas y griegos fabricaban
objetos con ella: copas, camafeos, anillos y amuletos. En
tiempos de Salomón, los sacerdotes llevaban cornalinas
como símbolo de prestigio.
Fue la sexta piedra de los cimientos de la Jerusalén
Celestial, la primera piedra del pectoral del segundo templo.
Plinio se refiere a ella como “gema sagrada”, dadora
de vitalidad, que ayuda a combatir las picaduras de serpientes
y escorpiones, pero no como lo entendemos hoy,
como “antídoto”, sino proporcionando la energía necesaria
para eliminar los venenos del cuerpo.
Adhiriéndole cera, griegos, romanos y chinos la utilizaron
para construir sus sellos personales. Entre los mahometanos
la cornalina es considerada como un talismán muy
potente; dicen que el profeta llevaba una en el dedo meñique
de la mano derecha, montada en un anillo de plata
con una inscripción. En los inicios del cristianismo, cuando
esta práctica era perseguida, los fieles utilizaban esta
gema gravando en ella símbolos para reconocerse entre
sí.
La cornalina forma parte del más antiguo talismán hindú,
el “Naoratna”. También está presente en la corona de
Inglaterra, llamada de San Eduardo, cuyo modelo original
fue destruido y recompuesto por el rey Carlos II. Posee una
cúpula con cuatro arcos en los que están engarzadas 12
piedras, recordando el pectoral del sumo sacerdote de los
israelitas. En concreto, la cornalina simboliza la nobleza
que debe poseer todo monarca




Tradición y magia
Gema del jueves, de Noruega y Suecia, influida por los planetas
Júpiter, Marte y Venus, posee una extensa leyenda
en sus grabados. Con un basílico combatiendo con un dragón,
permitía vencer a cualquier animal.
Con un oso llevando un ramo de flores y montado en un
anillo de estaño, el primer lunes de luna nueva, la mujer
que lo llevaba conseguía al hombre amado. Con el signo
de Capricornio grabado y montado en un anillo de plata,
protege contra el ataque de enemigos, impide juicios sin
sentencias justas y aporta honores y reconocimiento al
que lo lleva.
En el British Museum existe un manuscrito anónimo del
siglo XI en el cual se le confieren ocho virtudes. Protege
contra el rayo, aleja el demonio de las casas, neutraliza el
efecto de los venenos, si se bebe agua donde haya estado
sumergida, defiende de los ataques de los demonios, restablece
la salud dando fuerza y vigor. Ayuda a superar las
picaduras de serpientes y, en definitiva, aleja la muerte de
quien la lleva.
En el Renacimiento se utilizó para evitar que alguien
pudiera leer los pensamientos de otra persona. Se esculpía
una espada o la imagen de un guerrero y se colocaba
en la puerta de las casas para evitar la entrada de malos
espíritus y encantamientos


Medicina
Entre árabes y judíos se consideraba un preventivo contra
la peste; en polvo y bebida era utilizada como remedio
homeopático para detener las hemorragias.
En la Edad Media se utilizaba para tratar enfermedades de
la piel, se calentaba al Sol y se ponía sobre los forúnculos,
haciendo que estos se abrieran y vaciaran. Se limpiaba la
piedra con agua de manantial, al igual que la herida. Una
vez fría la gema, se colocaba sobre ella y se tapaba con un
paño limpio. Cada dos días se repetía la misma operación,
y poco a poco el tejido se iba reconstruyendo y sanaba por
completo. Era un drenaje rudimentario pero efectivo.



Gemoterapia
La cornalina es una gema terrestre, influenciada por su
campo electromagnético; su vibración puede recordarnos
a la del rubí o a la del granate, pero no es tan directa ni
penetrante. Se trata de algo envolvente, suave y a la vez
intenso, tonifica pero no excita, nos infunde fuerza y seguridad,
recordándonos que el poder reside en el interior de
cada uno. Simboliza el calor, la energía vivificante y positiva
de la “madre tierra”. Nos ayuda sutilmente a ser conscientes
de lo que somos; y a dar a cada cosa su justo valor,
barriendo de nuestra mente cualquier pensamiento negativo
o distorsionado, por eso desde la antigüedad se ha
utilizado contra la apatía, la melancolía y la depresión.
Ayuda a nuestro cerebro a focalizar la energía, a concentrarnos
mejor y ser más productivos. Nos induce al movimiento
e indirectamente ayuda a personas con problemas
articulares; al moverse mejora el tono muscular, el
retorno venoso; las articulaciones no trabajan tanto y por
lo tanto no sufren, el dolor cede. Comienzan a generarse
“endorfinas” y el carácter se torna más amable.
Influye positivamente en las personas que tienden a
soñar despiertas y dejan que los acontecimientos decidan
por ellas. Los introvertidos, los que no se atreven a hablar
en público y expresar sus ideas en voz alta, encontrarán en
ella la mejor aliada, pues les ayudará a derribar las barreras
de sus propios miedos que impiden aflorar su verdadera
personalidad. Se sentirán más fuertes y libres.
Su entrada energética en el cuerpo humano se produce
por el plexo solar, hígado, bazo y cavidad abdominal.
Ayuda en la absorción del hierro por parte del intestino,
regula la producción de bilis y encimas para una correcta
asimilación de los nutrientes.
Los vórtices de las palmas de las manos son muy sensibles
a su fuerza. Si no está familiarizado con su vigor, encierre
un canto rodado en la palma de la mano, con tiempo y
algo de paciencia notará una sutil alegría de estar vivo, de
que forma parte de un todo, y ganas de emprender nuevos
proyectos. La cornalina le recuerda que querer es
poder y que el movimiento se demuestra andando


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